sábado, 9 de mayo de 2009

Tijuaneando

Por Alberto Alzaga



Tijuana la linda, Tijuana la hermosa; Tijuana la grande, Tijuana la peligrosa. Tantas definiciones para una ciudad, que cada día tiene más que contar. Sea bueno, sea malo, la ciudad siempre levanta polémica por todo lo que sucede, no basta con recordar esos gobiernos con políticos muy “excéntricos”, que hoy se recuerdan por sus chalecos hechos con pene de burro o por aquellas rutas de camión que nunca terminaron.

Y no bastando con todo esto, al parecer cada mandatario de nuestra ciudad está destinado a hacer algo por lo que será conmemorado en la historia de Tijuana; en ese aspecto, creo que Jorge Ramos ha estado haciendo bien ese trabajo.

Y no solamente me refiero al gran caos vial que han ocasionado sus obras de trabajo en las calles, sino también a todo el dinero que ha malgastado en pequeños “lujos”. Creo que algo así habíamos ya sufrido con nuestro antiguo Presidente Municipal, el Ingeniero Hank Rohn, cuando organizó eventos a lo tonto, celebrando a nuestra ciudad, pero sin dejar entrar a aquellos que la conforman.

Creo que debemos recordar a nuestros gobernantes que hay lugares y momentos para todos; un parque no es para una fiesta lujosa y el canal de un río no es sitio para unas canchas deportivas; por este tipo de decisiones nuestra ciudad ha tenido que pagar las consecuencias, por falta de planeación.

Alguien les debería enseñar cómo planear bien las cosas, por eso hay tanto caos en la ciudad, gracias a la genial idea de Jorge Ramos, arreglar varias vialidades de gran importancia, al mismo tiempo. Esto no solamente causó el disgusto de muchas personas, sino que también podría afectar al turismo de nuestra ciudad, ya que sinceramente, yo preferiría irme a otro lugar, que estar haciendo una fila de media hora o más para llegar a la playa o la carretera hacia Rosarito.

No resta otra opción que esperar, a que llegue aquél político ideal, en el que no suframos con tantas ideas locas y a la vez con mala planificación; sé que parece imposible e ilógico, pero aún tengo fe en esta ciudad, a la que muchos la consideran, como un lugar de esperanza.

Amén

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